Es muy frecuente que los médicos aconsejen a los mayores de 65 años la práctica de la natación, y cuando existe artrosis o alguna de las afecciones a la columna, que el consejo se convierta en recomendación. Hasta el 31 de diciembre pasado en la piscina municipal Daoiz y Velarde se podía realizar esta práctica mediante tiques de 20 baños cuyo coste era de 6 euros, siempre que se hiciese en horario de mañana y que el titular superase la edad señalada.
Desde el 1 de enero pasado el Ayuntamiento de Madrid ha decidido colaborar con la tercera edad sustituyendo la forma anterior por otra nueva cuyo coste es de 6 euros por inscripción anual más 10,85 euros por mes, sin contar el número de baños. Con ello, a un titular que acuda un par de veces a la semana -homogeneizando los dos métodos en un plazo de un año- le ha aumentado el precio en más del 333% (han leído bien, trescientos treinta y tres). Alguno de los sabios que han cambiado el método podrá alegar que si el titular va todos los días el incremento es sólo del 67%, pero podría añadir que si va una vez por semana el incremento es del 980%.
Por suerte para mí pertenezco al grupo de los jubilados que no tienen problemas económicos serios y la decisión del Ayuntamiento me resbala, pero he escuchado los comentarios de algunos otros nadadores que no están en mi situación y piensan en abandonar porque les pesa el precio; eso me indigna. La actuación, aparte de disparatada merece el calificativo de canalla. Señor alcalde, la responsabilidad le alcanza, y si no la conocía la solución cuesta un "telefonazo".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 17 de enero de 2005