En francés le dicen délit de faciès y consiste en que uno le acusen de un delito que no ha cometido por el simple hecho de tener los ojos más rasgados, la piel más oscura o los labios más carnosos que el rostro pálido común. El día 13 de enero, en el trayecto del Topo de Irún a Herrera, cuatro adolescentes de este centro fueros víctima de los prejuicios de un interventor que sólo deseó ver, comprobar y marcar los billetes de estos chicos, a pesar de que en el mismo vagón viajaban unas treinta personas, entre ellas, sus compañeros y profesores.
Dentro de unos años la situación académica y económica de estos muchachos habrá mejorado. El señor en cuestión, si no recibe una educación adecuada, no dejará de ser un controlador prejuiciado y racista de los ferrocarriles vascos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de enero de 2005