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Crítica:FLAMENCO | Falete

Revelación cantaora

Humanidad generosa, aspecto ambiguo, Falete es un barroco integral. Barroco de mantones, los cuales son un aspecto importante en su gestualidad cantaora; barroco de atuendo, con muchos rizos y adornos en la blusa. Barroco, también, en la forma de cantar, por cómo modula la voz y juega a romperla y quebrarla una y otra vez siguiendo los tercios de su cante. Cante o canción, que hay de todo en el arte de Falete. Un arte que atrapa, porque tiene fuerza, y garra. Tiene desgarro también, pues el cantaor sabe dar a sus interpretaciones el dramatismo que hace las grandes joyas del género. Títulos como Lo siento mi amor, Amar dulce, Señora o Payaso se convierten en su voz en versiones cuajadas de tensión, de ternura, de vida.

Amar duele

Cante: Falete. Guitarras: José Quevedo Bolita y Javier Leal. Percusión: Francisco González Pakito y Pedro Nieto. Coros y palmas: Enrique de Morón y Víctor Carrasco. Piano y dirección musical: Borja Évora. Joy Eslava. Madrid, 18 de enero.

Ésa es la gran cualidad de Falete, que puede hacer de él uno de los grandes nombres de la canción española. Le falta aún madurez, redondear algunas interpretaciones en matices, en pequeños detalles que se van dando con los años y la experiencia, pero lo que vimos en este concierto de presentación en Madrid -y el disco que acaba de poner en el mercado, del mismo título- es bastante prometedor.

Falete es un artista distinto. Ya su condición física nos le muestra diferente, y me da la impresión de que es un artista que cultiva esas diferencias con sumo cuidado. Cada canción, cada cante, le lleva a sumergirse totalmente en el tema. Y eso es sólo atributo de los grandes de este arte.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 20 de enero de 2005