La cifra de víctimas mortales del maremoto que azotó Asia hace ya cuatro semanas se incrementó a 219.000 (equivalente a todos los habitantes de una ciudad como Vitoria), según el último balance publicado ayer. El número de muertos supera ya el que provocó la explosión de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki (192.000 en total). En Indonesia, el país más afectado en términos de fallecidos, la cifra se elevó a 166.320. El presidente del país, Bambang Yudhoyono, ha afirmado que quizá el número definitivo nunca se conozca. En Sri Lanka, el segundo país más castigado por la tragedia, han perdido la vida 30.920 personas.
Para evitar que se repitan este tipo de catástrofes, en la ciudad japonesa de Kobe arrancó el martes una Conferencia Mundial sobre la Prevención de Catástrofes. Allí, en el segundo día de conferencias, se acordó crear un sistema global de alerta temprana de catástrofes naturales para intentar reducir sus efectos, informa Gloria Torrijos desde Tokio.
El nuevo Programa Internacional de Alerta Temprana aunará los esfuerzos de las principales agencias de la ONU y de otras organizaciones para crear, a partir de los sistemas de alerta ya existentes, uno que mejore la vigilancia de cualquier tipo de catástrofe natural, como tifones, huracanes, sequías, inundaciones, desprendimientos de tierra, maremotos, incendios forestales y erupciones volcánicas, que afectan a unos 250 millones de personas cada año. Este plan obligará a un mayor intercambio de datos y subrayará la importancia de informar a la población para que sepa cómo actuar ante un desastre natural del tipo que sea.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 20 de enero de 2005