Me da la impresión, por la forma en la que se están haciendo los preparativos para el referéndum del 20 de febrero, que el partido en el Gobierno no está sabiendo discernir entre ser PSOE y ser Gobierno. Es muy legítimo que un partido haga campaña en favor o en contra de lo que le apetezca. Ahora bien, si eres la dirección del Estado, por mucho que estés de acuerdo con el principal partido de la oposición, es éticamente deleznable utilizar dinero público para difundir opiniones favorables al sí a la Constitución de la Unión, en lugar de divulgar ésta en sí misma. De esta manera, cuando el día 20 vayamos a las urnas, toda la ciudadanía tendrá una opinión favorable sobre la Constitución y los partidos del sí habrán cubierto objetivos. Pero ese sí será tan falso como el notable obtenido en un examen por un estudiante que ha copiado, ya que las personas que hayan votado no habrán recibido la información necesaria para formarse una opinión razonada, por sí misma y por lo tanto en libertad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 20 de enero de 2005