Bastante tenemos que sufrir los madrileños por vivir en una ciudad contaminada por ruidos, humos y luces, para que además ataquen nuestros sentidos con el "arte moderno urbano 2012", que patrocinan últimamente en la capital, y que la mayoría de los ciudadanos no "entendemos" ni nos interesa. Véase por ejemplo el despilfarro económico de la boda real (espirales metálicas, luces nocturnas, etcétera) o el dispendio navideño con las bandas luminosas con palabras sueltas en el paseo de Recoletos.
Ahora, y si nadie lo remedia, amenazan a nuestros ya sufridos tímpanos con una nueva exquisitez denominada Itinerarios del sonido. Pretenden colocar unos terminales "musicales" en las marquesinas de los autobuses, donde uno se puede conectar con auriculares para deleitarse con unas "piezas, creaciones, propuestas, aproximaciones, proyectos, obras o percepciones" de la sofisticada "música urbana" que pretende "teatralizar el espacio evocando el paisaje" de cada zona de la ciudad. El jueves 13 por la noche tuvimos la ocasión de escuchar algunas de estas "propuestas" ("ruidos insoportables" para el común de los mortales) en la Noche Cromática de Radio Nacional, aunque nos advirtieron de que todavía se trataba de "materiales gestándose" o de "work in progress".
De momento mantienen en alto secreto la ubicación de cada una de estas "aproximaciones", pero nos bastó con escuchar brevemente, con la sensación de estar en otro planeta, seis "creaciones" escogidas de otros tantos "artistas" especialmente contratados para esta ocasión.
La primera "obra" se resume como la grabación defectuosa de los improperios de un borracho. Otra "propuesta" nos ofrecía una "manipulación electroacústica" similar a un bebé parloteando y riéndose. Tras este "proyecto" debimos soportar un ruido ensordecedor, rítmico e infernal, al parecer inspirado en "un edificio en construcción", culminando con un ritmo afrocubano. A continuación nos deleitaron con otra "pieza" que recordaba a un avión despegando cuyas turbinas se convierten en babosas bocas garganteantes y eructantes. Otra "creación" nos ofrece las voces de unas pijas españolas y un francés hablando de las irrelevancias de una tienda de moda, con un fondo de ruidos fantasmagóricos de cacofonías o psicofonías. Por último, nos regalaron una "aproximación" de unas campanas sonando a su aire y sin sentido.
Lo grave de esta "tomadura de pelo" monumental es que cuesta mucho dinero a los contribuyentes. Los "artistas extranjeros" han tenido que viajar a Madrid para "inspirarse", y a continuación se organizan "mesas redondas y conferencias" en la Residencia de Estudiantes del CSIC para que los "creadores confronten sus aproximaciones". Quedarán alojados en esta lujosa Residencia durante el tiempo necesario, y disponen de todos los medios materiales, incluido el laboratorio de esta institución (además de la colaboración de otras instituciones). No queremos ni imaginarnos cuánto costarán los apatos reproductores de "música" que se instalarán en las marquesinas de los autobuses.
Hay mucha necesidad en nuestro entorno y en el mundo para permitir estos gastos desproporcionados. Con todo este dinero que se malgasta en un seudoarte que sólo entienden unos pocos eruditos se podría crear una organización de "artistas sin fronteras" que se desplacen al Índico para ayudar a las víctimas del tsunami. No nos tomen el pelo, no nos roben y, por favor, "váyanse con la música a otra parte".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 23 de enero de 2005