Ya sabemos que Carod Rovira está en contra de las pretensiones olímpicas de Madrid. Lo que ustedes, ciudadanos del resto del Estado español, no saben es que también estamos en contra un nutrido grupo de madrileños.
No me fío de mi Gobierno regional (ése que cuando no gana a la primera unas elecciones se encuentra con una milagrosa segunda oportunidad). No me fío de la necedad neoliberal de mi alcalde (ése que parece que se opone mucho al jefe pero da empleo a su señora para tenerle contento).
No me fío de las mafias de la construcción que, ansiosas de seguir pedaleando en un negocio gangsteril que da muestras de agotamiento, se inventan la gran excusa patriótica: las Olimpiadas. No me fío de los políticos opositores que lo saben todo pero no tienen la gallardía de oponerse a este proyecto avalado por sinvergüenzas, parapetados por ese temor mediocre a no ser políticamente correctos.
No me fío de una ciudad donde los presidentes de los clubes de fútbol pueden vender sus terrenos recalificaditos sin que haya un solo funcionario valiente que se oponga.
¿Madrid 2012? Cuando en mi ciudad haya honestidad, decencia, democracia, respeto a la constitución y, ¿por qué no?, guarderías para los chavales podremos planteárnoslo. Mientras tanto ¡Viva Londres 2012.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 25 de enero de 2005