Hoy la Iglesia vuelve a estar en boca de todos, vuelve a ser noticia, pero no por razones de catequesis emblemáticas, no por exponer verdades desde la fe o la razón, sino por lanzar extrañas teorías sin fundamento.
La Iglesia está agotada. Como dice Mario Vargas Llosa en su artículo del domingo, "es una hipócrita representación de circunstancias, desprovista de contenido y convicción".
Nadie se puede creer, ni yo misma que soy católica practicante, que el uso de preservativos altere la comunión con Dios, sino más bien al contrario, su uso es un canto a la vida, una decisión responsable.
En estos días el Papa arremete también contra España y su Gobierno por "obligar" al país al laicismo. Nuestros obispos van desfilando en audiencia papal a fin de tratar temas obsoletos.
Por favor, señores, intentemos vivir en el siglo XXI, adaptémonos a los nuevos tiempos, como lo hicieron los primeros cristianos que fueron creciendo en su tiempo y no al margen de él a fin de poder crecer y prolongar la fe a todos los confines del mundo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de enero de 2005