Los administradores concursales de la UD Las Palmas no encuentran explicación a la dificultad que evidencia la federación española para entender que un reglamento no puede contravenir la justicia ordinaria. La FIFA, sin embargo, lo entendió en cuestión de horas. Hace menos de un mes, la FIFA comunicó al club canario que se le sancionaba con la pérdida de seis puntos en la competición, en virtud de una deuda con el agente del futbolista Robert Jarni, fichado en enero de 2000. Los administradores concursales explicaron mediante un fax la nueva situación del club desde el 5 de noviembre de 2004. La federación internacional comunicó por escrito horas después que se inhibía del asunto en favor del juzgado de lo Mercantil y dejó sin efecto la sanción.
Los argumentos utilizados de forma oficiosa por la federación española se resumen en dos: por un lado, no quiere crear agravios comparativos con otros clubes en dificultades económicas; por otro, si concedieran lo que la UD Las Palmas pide -o el juez ordena-, podría entenderse que se adultera la competición.
Juristas que han participado en la confección de la ley Concursal creen que su aplicación supone un hito que sentará jurisprudencia, como en su día lo hizo la sentencia Bosman. Creen que la permisividad con la que el mundo del fútbol contempla situaciones patrimoniales que en otras sociedades mercantiles habrían derivado en disoluciones por imperativo legal es una de las razones principales del progresivo endeudamiento de los clubes españoles. Las responsabilidades que eluden los administradores de sucesivos consejos de administración es la otra.
Los artificios contables son mecanismos de uso común para nivelar balances contables que poco tienen que ver con la realidad patrimonial y amparados, además, en la dificultad para valorar las plantillas como activos de la sociedad en cuestión.
Apoyo popular
La ley Concursal ofrece mecanismos ajustados para intentar reflotar las sociedades en peligro de desaparición. Pero, si no se logra, si se deja de pagar puntualmente un solo mes desde que el club entró en concurso, es devastadora con el patrimonio personal de los administradores que llevaron a la entidad a esa encrucijada. Por eso la UD Las Palmas ha contado desde hace dos meses con un apoyo popular que ha tomado cuerpo en una campaña de abonos que ya suma los 20.000 carnés, y con la aportación hasta hace poco impensable de los empresarios que presidieron o pertenecieron a los consejos de administración del despilfarro. Una póliza de crédito firmada hace una semana por dos de ellos ya ha garantizado los pagos hasta final de la temporada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de enero de 2005