Una hora después de la conclusión del partido, César Ferrando conservaba cierto rictus de estrés y nerviosismo. No era por las proclamas contra la dirección, sino por "la dura semana" que había pasado, en la que aumentaban los rumores sobre su supuesta destitución si no vencía. "Han pasado muchas cosas y éste es un equipo grande, con una repercusión mayor; pero todo esto enriquece y te enseña a saber dónde estás", refirió el entrenador del Atlético.
"Satisfecho" por el trabajo de sus jugadores, Ferrando respondió a las críticas vertidas por el ex entrenador rojiblanco Radomir Antic, según el cual a estas alturas del torneo sigue sin tener un once definido: "La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come", le respondió citando a Quevedo.
Más suave fue con José González, su colega del Albacete, que se quejó del penalti que les pitaron en un piscinazo de Colsa. "Ya tiene el Atlético su penalti, a nosotros todavía no nos han pitado ninguno", dijo con sorna, mentando el lanzamiento desde los 11 metros que hasta ayer no habían señalado a favor de los rojiblancos. "Es muy simpático, que diga lo que le dé la gana", fue la respuesta de Ferrando.
Pese a la victoria del Atlético, por otro lado, a su directiva le pitaron a lo grande los oídos. Con consignas del tipo "¡Cerezo, cabrón, escucha al Calderón!", un amplio sector de la grada se despachó a gusto con el dirigente del club por su postura favorable a cambiar el Estadio de la Peineta por la ribera del Manzanares. Las críticas también se podían leer, como sucedía con la pancarta "!Salvemos al Calderón", que los servicios de seguridad del club retiraron mientras discurría el juego. A cinco metros del palco -en el que estaba Arrigo Sacchi, el director deportivo del Real Madrid- se podía repasar: "Sin Calderón no hay afición", "Giles y Cerezo, fuera del Atleti".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de enero de 2005