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Crítica:CLÁSICA

Curioso programa

Hay directores de orquesta que mudan de piel pero conservan ese corazón que les hizo un hueco en la experiencia de muchos aficionados. A quien recordara al David Atherton de la London Sinfonietta se le debió hacer raro un programa como el que proponía para su debut con la ONE: clasicismo vienés, incluido como tal el Chaikovski de la Suite nº 4, la Mozartiana. Ningún problema, los buenos músicos lo son siempre y quien tuvo retuvo. No se logró el colmo del refinamiento, pues para la ONE estos repertorios siguen siendo asignatura pendiente, y la conveniente reducción de efectivos -sólo cuatro violonchelos y dos contrabajos en Schubert- hizo que virtudes y defectos quedaran al desnudo, como pasa cuando hay que arriesgarse a que se oiga todo y a todos. En todo caso, y a fin de cuentas, fue un concierto grato.

Coro y Orquesta Nacionales de España

David Atherton, director. Judith Howarth, soprano. Simone Schröder, mezzosoprano. Donald Litaker, tenor. Michael Volle, bajo. Obras de Haydn, Chaikovski, Mozart y Schubert. Auditorio Nacional. Madrid, 30 de enero.

Faltó chispa en la obertura de L'infedeltà delusa de Haydn, pero no en la Sinfonía nº 32 de Mozart y el Chaikovski se resolvió con solvencia, destacando la buena actuación del concertino Sergei Teslia. En Schubert -la Misa en do mayor- cumplió sin problemas el Coro Nacional. Lástima que, en el único momento memorable de la obra, la soprano Judith Howarth no estuviera a la altura de las casi románticas circunstancias. Destacó la mezzo Simone Schröder. ¿Por qué, en obras como ésta, no se usan cantantes españoles, jovencitos y prometedores, para que empiecen a sonarle a la gente? Se les haría un favor y, supongo, saldría más barato.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 31 de enero de 2005