He leído el artículo de Manuel Delgado Contra la Tolerancia, publicado el domingo 30 de enero, con mucho interés. Ha sido un encuentro con la honestidad -muy característica del autor- de aquel que sospecha de las verdades fáciles. Hoy en día, palabras como cultura, tolerancia, diálogo intercultural, inmigración, diversidad son palabras que, en muchas ocasiones, esconden ideales de segregación y un empeño claro de mantener a cada cual en su sitio. ¡Hay demasiada gente que no tiene ningún interés en que las cosas cambien! Pero se está dando un cambio crucial que hay que tener en cuenta: somos muchos que, siendo hijos de padres que decidieron emigrar, estamos instalados y sentimos a Cataluña como nuestra, ¡es nuestro hogar!, y tenemos derecho a participar de la vida pública como ciudadanos con plenos derechos y deberes.
Y eso hace que también podamos decidir quién queremos que nos gobierne. Por esto mismo, reclamaría a los políticos que se dejen de discursos paternalistas -y dejen de utilizar esos conceptos de manera tan frívola- y hablen más de si nuestros padres y nuestros "otros paisanos" seguirán siendo "ciudadanos de segunda" o no.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 1 de febrero de 2005