Mucho frío y poco glamour en la fiesta que celebró el cine español para entregar los premios Goya en la noche del domingo. La puerta giratoria del recinto en el que se celebró la gala se asemejó en algunos instantes al camarote de los hermanos Marx por el número de concentrados en un espacio tan pequeño y en el que hubo momentos en los que no se sabía si los invitados debían entrar o salir. La reducida alfombra roja por la que debían lucir sus palmitos y desfilar las estrellas les obligó a hacer cola para poder quedar plasmados en una instantánea.
Con el Goya en la mano, dos de los más soprendidos de haber logrado la estatuilla fueron el joven Tamar Novas y la actriz Lola Dueñas. El primero no daba crédito a lo que estaba viviendo. "No me lo esperaba, no he podido decir todo lo que quería", repetía una y otra vez, mientras que la actriz dijo "como estar dentro de una película. Tengo una sensación de felicidad increíble", añadió, tras recordar que la primera persona a la que le dedicó el Goya fue a Pilar Bardem, otra de las candidatas a este premio junto con Penélope Cruz y Ana Belén. "Era dura la competencia con el resto de las actrices, pero no me hubiera importado que se lo hubiera llevado Pilar Bardem, porque hubiera sido como si me lo llevase yo misma", apuntó. En septiembre empezará a rodar en francés junto a Javier Rebollo una película entre París y La Mancha. Mientras tanto, dice estar "esperando" a que Pedro Almodóvar llame a su puerta.
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La familia de Ramón Sampedro contempló la gala con emoción y atribuyó el éxito de Mar adentro a la "inteligencia" del tetrapléjico gallego, así como al "excelente trabajo" realizado por todo el equipo de la película dirigida por Alejandro Amenábar.Manuela Sanle, la cuñada de Sampedro y la mujer que lo cuidó durante 30 años, dijo ayer que no pudieron contener las lágrimas. "Fue impresionante".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 1 de febrero de 2005