Es una pena que los artesanos se tengan que ir fuera de nuestra tierra, porque no hay ningún tipo de ayudas para retenerlos. Estamos en la ciudad del arte cerámico y los pequeños hornos de artesanía del centro están cerrando y los que quedan están en una profunda crisis, por culpa del olvido del ayuntamiento.
No estaría mal promocionar el aprendizaje de las técnicas artesanales entre los ciudadanos,para que éstas no se pierdan.
Espero algún día ver que la artesanía valenciana sea más conocida entre nosotros, porque hay mucha gente que quiere aprenderla y no sabe dónde ir...
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de febrero de 2005