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OPINIÓN DEL LECTOR

Descendientes de Arriaga

He leído la entrevista publicada el pasado 29 de enero en estas páginas con Joaquin Pérez de Arriaga y quiero hacer un par de puntualizaciones. En primer lugar, mostrar mi completa conformidad con la opinión expresada por este señor en el sentido de que la honra no es algo que pueda heredarse, sino que ha de ser labrada por uno mismo. Pero, en cuanto a su afirmación de ser el último descendiente del compositor Juan Crisóstomo de Arriaga, debo precisar que éste, desafortunadamente, murió joven y sin descendencia. Ahora bien, su sobrino nieto, Emiliano de Arriaga, tuvo, como bien sabe don Joaquín Pérez, más hijos que el abuelo del entrevistado y como consecuencia, otros biznietos, algunos de nosotros con hijos e, incluso, nietos. Por cierto, este señor también tiene sus propios hijos, ¿dónde los coloca? La familia Arriaga no se extingue todavía.

De todos modos, puede el señor Pérez estar tranquilo, pues, tal como ha podido comprobar en nuestra ya nada corta vida, nunca hemos intentado hacerle sombra a la hora de inaugurar calles o arrogarse más que dudosas donaciones; pero, por favor, que no pretenda negarnos nuestro elemental derecho a la existencia.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 4 de febrero de 2005