Los expertos no salen de su asombro tras constatar la recuperación de Nguyen Thanh Hung, de 42 años, un hombre que el pasado 9 de enero se metía en la cama entre escalofríos, enfermo de gripe del pollo, una epidemia que ha afectado a todo el Sureste Asiático y que ha sido especialmente dura en Vietnam, con 14 casos confirmados este invierno, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Durante dos días, cuidado por su mujer, enfermera, Hung sufrió fiebres altísimas y hubo de ser hospitalizado entre la vida y la muerte. Su pulmón derecho se colapsó. Ahora, Hung, fuera de peligro, relata que durante cinco días le parecía que la pared de la habitación se le venía encima y le aplstaba los ojos. "Me dolía el cráneo entero", dice. "Sentía como si la cabeza se me rompiese en pedazos".
Hung comenzó a salir de la crisis y, tres semanas después, era dado de alta y volvía a cuidar sus bonsais, tocar la guitarra y correr 10 kilómetros cada día. Los médicos aún se hacen cruces, y no ocultan que saber cómo se recuperó Hung podría ser decisivo para combatir una epidemia que podría poner en peligro a cientos de millones de personas en todo el mundo.
Otro misterio es cómo contrajo la patología. Parece muy probable que no le contagiase un ave, sino su hermano mayor, que enfermó a finales de diciembre y murió el 9 de enero. Si la gripe del pollo pasó de un hermano a otro, ello sería un grave motivo de preocupación para los investigadores, pues demostraría que la epidemia se extiende entre personas. Los expertos temen que el virus aviar pueda combinarse con el de la gripe humana, y provocar una pandemia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de febrero de 2005