La reforma de las pensiones que promueve la Casa Blanca obligará al Gobierno a aumentar la deuda nacional en miles de millones de dólares, según admitió ayer el vicepresidente de EE UU, Dick Cheney, en una entrevista con la cadena de televisión Fox. El coste que calcula el Gobierno estadounidense es de unos 758.000 millones de dólares (590.000 millones de euros) durante los primeros diez años de la reforma.
La reforma consiste en que los trabajadores más jóvenes puedan optar a que parte de sus cotizaciones a la Seguridad Social vaya a cuentas privadas de jubilación, estrictamente personales y que invertirían en los mercados financieros. Como actualmente las cotizaciones de los trabajadores se destinan a pagar las pensiones de los ya retirados, los ingresos desviados crearían un agujero en el que debería ser sufragado con fondos públicos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 7 de febrero de 2005