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CARTAS AL DIRECTOR

Complejo

Dentro de poco no voy a poder encender un pitillo, excepto en mi casa. Lo de fumar en la calle no lo contemplo, pues me imagino el complejo de marginal y antisocial que puede suponer... Eso sí, en mi barrio (zona de Infanta María Teresa), los coches siguen campando a sus anchas en dobles y triples filas, impidiendo acceder a las aceras a los residentes, dando bocinazos de 10 minutos hasta que aparece el de la doble fila y poniendo la radio con las ventanas abiertas a las tres de la madrugada para amenizar nuestro sueño. Restaurantes y bares de la zona lo solucionan con aparcacoches que han conseguido dominar el arte de la triple fila, ¡con un par! Y no pasa nada.

Bueno, sí. Pasará la Policía Municipal alguna vez, aunque sea de camino a alguna parte, pero como si no pasara. Y no menciono los partidos del Santiago Bernabéu, una auténtica delicia para los que vivimos en la zona. Pues bien, a lo que iba, ¿por qué sólo nos van a poner límites a los fumadores? ¿Qué pasa con las demás infracciones? ¿Por qué a los fumadores nos van a sancionar sin piedad si infringimos las normas y quienes realizan estas conductas, que son infractoras, no les aplican las sanciones que ya están establecidas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 7 de febrero de 2005