Parece mentira, señora Aguirre; parece mentira que no recuerde, porque somos nosotros los que hemos silenciado nuestra memoria histórica, no ustedes.
Parece mentira que no se acuerde cuando gente de su partido se refería a la izquierda de este país como "esos radicales, simpáticos, pero radicales" o cuando nos decían que somos "como perros, ladrando nuestro rencor por las esquinas", cuando quisieron imputar judicialmente a un profesor de la Facultad de Ciencias Políticas por crear una página web en contra de la guerra o cuando hacían oídos sordos a todo un pueblo clamando contra la guerra.
Parece mentira que no se acuerde de cuando casaron a una hija con honores de jefe de Estado, sin serlo, o tenían a un director de informativos acusado por vulnerar el derecho a la información. Parece mentira que no se acuerde cómo han intentado acusar a una multitud de ciudadanos que se manifestaron pacíficamente reclamando su derecho a la verdad.
Parece mentira que se atreva a comparar a la izquierda de este país con una dictadura, porque precisamente por esa democracia, que ustedes no valoran, hemos estado 30 años callados, sin recuperar nuestra memoria histórica.
Por todo ello, por todo lo que hemos silenciado, por todo lo que hemos olvidado, por todo lo que no hemos reclamado (incluso nuestros muertos) y por todo lo que hemos luchado, por la democracia, por devolver los derechos fundamentales, por la libertad, la justicia, la sociedad ignorada, por todo eso que no reclamamos y nos pertenece, sólo por ello, merecemos su respeto y el de todos los suyos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 7 de febrero de 2005