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CARTAS AL DIRECTOR

Javier Tusell

Se va Javier Tusell cuando más falta nos hacía para poner un poco de racionalidad con sus comentarios en este momento tan decisivo para nuestro futuro común. Lamentablemente, algunos, en uno y otro bando, parecen interesados en convertir este debate en un enfrentamiento cainita entre dos visiones que sólo pueden ser complementarias en su diversidad.

Para entenderlo, nos era de gran ayuda este historiador antítesis de la España eternamente cabreada y magnífico ejemplar del centro-derecha que pudo haber sido y no fue, aunque tanta falta nos hacía. Tusell aportó en sus escritos (sobre todo en los muchos que dedicó al laberinto vasco) lucidez frente a crispación y un intento serio de comprender los hechos diferenciales, afirmando siempre lo que nos une sobre lo que nos separa.

Vamos a echar de menos la mirada de Tusell, aunque sólo sea porque, los compartiésemos o no, siempre ponía encima de la mesa los argumentos frente al grito, la razón contra el dicterio, como sólo saben hacerlo los que huyen de la megalomanía. Quedémonos con la penúltima lección que podemos extraer de su trayectoria vital e intelectual: hoy como ayer, haríamos bien en guardarnos de aquellos, sean pueblos o individuos, que se toman demasiado en serio a sí mismos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 10 de febrero de 2005