El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, explicó ayer hasta qué punto la parcialidad e ineficacia del sistema actual de comunicaciones entre España y Reino Unido sobre los submarinos que pasan por Gibraltar complicó el episodio del Sceptre.
Para ello, resumió todas las comunicaciones sobre el caso de este modo: el 27 de enero, el Gobierno fue informado vía OTAN, y por tanto confidencialmente, de que el submarino emergería en la bahía de Algeciras el 1 de febrero; el 28, el ministro de Defensa recibió la notificación de su homólogo británico de que el buque atracaría en Gibraltar el 4 de febrero para una "corta escala técnica". El submarino emergió, efectivamente, a las 8.15 horas del 1 de febrero, pero volvió a sumergirse; el 2 de febrero, la Embajada británica en Madrid informó a Exteriores de que la llegada del submarino se adelantaba al día 3, y que estaría hasta el día 9. El día 3, la misma delegación informó por la mañana de que el buque requería pequeñas reparaciones en el casco que exigirían el montaje de andamios muy visibles. Sólo a las 14.40 horas de ese mismo día, la Embajada añadió que era preciso reparar uno de los sistemas de refrigeración por agua de mar del motor diésel del submarino, que había atracado en Gibraltar 10 minutos antes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 11 de febrero de 2005