El joven que presuntamente fue asesinado ayer por el padre de su novia, un capitán de la Guardia Civil en la reserva, recibió un total de cinco disparos, cuatro de ellos a quemarropa y por la espalda y todos con la misma arma, explicaron fuentes judiciales. Según las primeras investigaciones, J.N.G., de 58 años y que aparentemente llevaba una vida normal con su familia, no aceptaba la relación que la víctima mantenía con su hija, ni que ambos se fueran a vivir juntos hace una semana sin su consentimiento.
El detenido, que se ha negado a declarar ante la Guardia Civil y está a la espera de comparecer ante el titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Málaga, disparó una primera vez contra el novio de su hija en la pierna y por detrás cuando se disponía a entrar al portal de su casa, según las primeras averiguaciones. Después, y según las fuentes, el joven cayó y su agresor efectuó otros cuatro disparos con una de las dos armas reglamentarias que portaba, todos ellos a quemarropa y por la espalda, que causaron la muerte instantánea del joven, quien ayer fue enterrado tras serle practicada la autopsia.
De esos cuatro disparos, dos impactaron en la espalda, uno en el cuello, y el último en la cabeza. Todos los disparos se produjeron con la misma pistola, aunque el presunto asesino portaba otra arma, también reglamentaria, que no llegó a utilizar ya que el hermano del fallecido se lo impidió arrebatándosela, "evitando posiblemente un mal mayor".
Hasta el momento han prestado declaración la novia de la víctima y varios testigos, alguno de ellos trabajadores de una obra cercana al lugar de los hechos que vieron lo sucedido. Según la familia de la víctima, la hija del guardia civil testificó ayer en contra de su padre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 12 de febrero de 2005