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El Salón de Anticuarios de Barcelona crece en visitantes y ventas

Antiquaris Barcelona clausuró ayer su 29ª edición en un clima de evidente satisfacción. "El proyecto se ha consolidado, el nivel de las galerías ha mejorado y tanto los visitantes como las ventas han registrado un crecimiento moderado", señaló el presidente del Salón Arturo Ramón, que considera los más de 25.000 visitantes un buen resultado, considerada la coincidencia con Arco.

Un año más la pintura, y especialmente la catalana, ha sido la estrella indiscutible, confirmando las connotaciones locales del mercado. Sin embargo, el arte africano y precolombino han experimentado un notable crecimiento especialmente entre los compradores más jóvenes, como demuestra el éxito de las piezas tibetanas presentadas por la galería alemana Peter Hardt. También se vendieron muy bien los grabados japoneses de reconocidos maestros del género expuestos por Kotobuki. El art déco se mantuvo en un buen nivel de ventas y sólo el mobiliario registró una bajada sensible. "La feria es un termómetro del mercado y sin duda el mueble no pasa por sus mejores épocas. No se puede negar que las antigüedades siguen representando un valor refugio y la inversión tiene un papel importante detrás de cada transacción", explicó Ramón, cuyo objetivo es consolidar el mercado, así como potenciar la vertiente social y cultural de la feria, convirtiéndola en una plataforma de reflexión y debate sobre el mundo de las antigüedades. Para las próximas ediciones, la organización proyecta organizar un simposio internacional y conferencias.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de febrero de 2005