El viento del noroeste castigó ayer por la tarde el litoral cantábrico, dejando a su paso el espectáculo de las olas rompiendo al llegar a la costa. Una exhibición de fuerza natural que pocos se atrevieron a disfrutar de cerca en la playa de Plentzia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de febrero de 2005