"El legado de nuestros mayores" es el nombre elegido para el primer concurso literario de relatos recuperados de la tradición oral que ha creado y promueve la asociación bilbaína Hartu-emanak. En dicho concurso pueden participar tanto niños como adultos vizcaínos, enviando relatos basados "en cuentos y leyendas recogidos o transmitidos por sus mayores (padres, abuelos o vecinos)", según consta en las bases del mismo. Los cuentos deberán tener una extensión de entre tres y ocho folios. Y tendrán que enviarse, por triplicado, antes del 18 de marzo al apartado de correos 6139, 48080 Bilbao.
"Dicen los especialistas en cuentacuentos, que de esos hay muchos en Bilbao, que se distingue fácilmente cuándo un relato proviene de la tradición oral por su frescura y la espontaneidad en el lenguaje", advierte Félix Hernando, uno de los fundadores de la ONG Hartu-emanak, como aviso a posibles avispados que quieran aprovecharse de cuentos poco conocidos.
El concurso nace con la pretensión de "establecer un diálogo entre generaciones", algo fundamental si se tiene en cuenta que los que son ahora pequeños serán las personas mayores del futuro, explica Hernando. De esta manera, se recogerán "las historias que los abuelos cuentan a los nietos", ya que la idea es publicar los cuentos que resulten premiados.
Se han establecido dos categorías, de adultos y niños, y dos premios en cada una, tanto en la modalidad en castellano como en euskera. El primer premio de adultos consistirá en un trofeo (que aún se está diseñando) y 300 euros, y el segundo, el trofeo y 150 euros. Los niños recibirán, en lugar del dinero, un lote de libros y material escolar.
Para fomentar la participación de los niños, Hartu-emanak ha enviado la convocatoria a todos los centros de Educación Primaria de Vizcaya. "Esperamos una gran riqueza de relatos, ya que, afortunadamente, en Vizcaya hay mucha gente que proviene de otras comunidades y países", apunta Hernando.
Hartu-emanak nació en 2002 para fomentar la participación de las personas mayores en todos los ámbitos que atañen a sus vidas, explica Hernando, que defiende el "aprendizaje permanente" de aquellos cuya edad les ha apartado del mundo laboral.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de febrero de 2005