Quisiera proponer, a través de sus páginas, la creación de un monumento al ejemplar ciudadano anónimo de "a pie" de Madrid, en agradecimiento, entre otras cosas, de: la solidaridad demostrada con las desgracias ajenas; la paciencia con las manifestaciones de todos los puntos de España en nuestra ciudad; la insufrible cantidad de obras y reformas en toda la ciudad; la falta de espacios para aparcar y la infinidad de atascos; la falta de espacios adecuados para el esparcimiento de nuestros niños; la insuficiencia del transporte público; la carestía de ésta, nuestra ciudad, por ser capital del Reino; la escasez de hospitales públicos y el hacinamiento de los usuarios; la creciente inseguridad ciudadana; la falta de servicios para nuestros mayores. Y un largo etcétera que hace de Madrid una ciudad única y olímpica. Lo dicho, un monumento al masoquista madrileño.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de febrero de 2005