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OPINIÓN DEL LECTOR

Sorpresa no grata

El 13 de febrero de 2005, los aficionados del Rayo Vallecano, a su llegada a la Ciudad del Fútbol, en Las Rozas (Madrid), se encuentran con una desagradable sorpresa, tras haberse trasladado en coche e incluso en autobús, muchos se quedaron a las puertas, ya que no había a la venta para estos aficionados ni una sola entrada. Únicamente una cola para socios del Madrid.

A la entrada, incluso quienes entrábamos sin pertenecer, ni portar ningún objeto que nos identificase con ninguno de los dos equipos, fuimos cacheados y recibidos por una veintena de agentes de seguridad y antidisturbios.

A la entrada a la grada, la policía fue dispersando al publico, según considerase que pertenecían a un equipo u otro, o según su aspecto físico o indumentaria.

La grada dividida en dos sólo fue custodiada por antidisturbios, tanto en las escaleras como en el campo, dirigidos únicamente hacia la afición del Rayo.

Quiero trasladar mi malestar por hacer que me haya sentido vigilada y peligrosa, sólo por haber considerado, alguien, que debía estar con la gente que debía de ser vigilada, y que, como yo, asistía a ver el fútbol.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de febrero de 2005