La semana pasada tuve la feliz idea de apuntarme a una visita cultural de Madrid, era un recorrido muy interesante e inédito, por los restos arqueológicos de la muralla cristiana del siglo XII, que se conservan en el casco histórico de nuestra ciudad.
Hay dos tipos de tramos, los que están integrados en edificios particulares, que fueron en su día rehabilitados por la Empresa Municipal de la Vivienda o construidos de nuevo, y los tramos públicos que están sobre las propias calles. Pues bien, los primeros están perfectamente conservados; sin embargo, los segundos, situados junto a un solar como el de la calle de la Escalinata, y otros que están dentro de solares, como los de la calle del Bonetillo y la del Almendro, es vergonzoso su estado, son auténticos vertederos, llenos de escombros y de suciedad. El mismo día oía al señor alcalde de Madrid, en una conferencia de prensa, con motivo de la visita de los miembros del COI, decir: "Madrid aspira a transformarse en una ciudad de futuro, se van a generar nuevas infraestructuras y desarrollar los proyectos más novedosos, y no sólo eso, sino que incorporaremos un legado de valores ...".
El Madrid olímpico me parece muy bien, señor Gallardón, pero ¿no habría unos pocos euros para adecentar esos solares, donde existen unos extraordinarios restos que forman parte de nuestra historia y de nuestro patrimonio, y que su conservación sí es una necesidad y una urgencia ética.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de febrero de 2005