A estas alturas, tener que comentar que se fuma en algunos hospitales españoles (desconozco lo que ocurre en la totalidad) no constituye ninguna novedad.
No represento a ninguna liga antitabaco, ni muchísimo menos, pero existen lugares donde el "prohibido fumar" tiene que ser de estricto cumplimiento. Incluso me parece ridículo -pero necesario- escribir estas líneas.
Ayer mismo, al ir a desayunar en el hospital Virgen Macarena de Sevilla, un enorme rótulo a la entrada especificaba tal prohibición. Había gente fumando en las mesas, y resultaba de lo más sarcástico la relación causa-efecto entre lo prohibido y lo establecido, de cómo los ceniceros están perfectamente integrados en el decorado hospitalario (eso sí, son de diseño). Por cierto, ¿este "mobiliario" lo pagamos entre todos?
Lo que me exaspera sobremanera es esa connivencia mezclada con leyes, reglamentos, normativas, sanciones, de esta España europea. No comprendo que fumar y respirar tabaco en estos centros de salud forme parte de la normalidad. Verdaderamente preocupante.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de febrero de 2005