Una vez arrinconado por sus jugadores, por la directiva y por la grada, Ranieri se dejó llevar por la lógica y alineó un equipo democrático, a gusto de todos, para salvar el cuello. El técnico, en un planteamiento ofensivo inaudito, juntó a los futbolistas que reclamaba la afición y a los que hasta ahora había dado la espalda, y la apuesta le valió una victoria reparadora. Aimar ocupó la media punta con dos delanteros, Mista y Di Vaio, por delante, ¡lo nunca visto en Mestalla! Baraja le cubría las espaldas, escudado en las bandas por Fiore y Sissoko. Y Albelda, fuera de forma desde que se lesionó en un muslo, esperaba en el banquillo. Es decir, quizá el equipo firmado cualquier hincha.
VALENCIA 2- STEAUA 0
Valencia:Palop; Caneira, Navarro, Marchena, Moretti; Sissoko (Rufete, m. 76), Baraja (Albelda, m. 85), Fiore; Aimar; Mista (Corradi, m. 80) y Di Vaio.
Steaua: Hamutovski; Marin, Baciu, Ghionea, Ogararu; Oprita, Paraschiv, Radoi, Munteanu; Dica y Ciociu (Cristea, m. 55).
Goles: 1-0. M. 39. Córner de Fiore, Caneira cabecea al primer palo y Di Vaio remata. 2-0. M. 54. Aimar lanza desde la frontal del área un tiro raso y fuerte pegado al palo.
Árbitro: Domenico Messina (Italia). Amonestó a Munteanu, Marchena, Mista y Paraschiv.
Unos 20.000 espectadores en Mestalla, unos 5.000 de ellos aficionados rumanos.
El tridente atacante le sirvió al Valencia para multiplicar su presencia en ataque ante un Steaua limitado, tapado atrás hasta las cejas, estilo italiano impuesto por el técnico, el ex guardameta Walter Zenga, y fiado a la rapidez de sus delanteros al contragolpe. El Valencia se contagió del fútbol alocado y sin orden. Partido como estaba por la mitad, el equipo de Ranieri masticó con prisas el partido en el círculo central, enganchado a ataques muy rápidos. Aimar agradeció la propuesta. Se convirtió en el faro de su equipo, secundado por Mista, que también retrasaba su posición para tejer las jugadas, y con muchos más apoyos de lo normal por delante. Su mayor participación en el juego elevó las prestaciones del Valencia. Hasta los laterales, Caneira y Moretti, pisaron con frecuencia la banda en posiciones muy adelantadas. El portugués se incorporó al ataque en un saque de esquina y peinó el balón servido por Fiore para que Di Vaio abriera la lata con el primer gol. El tanto acabaría desmelenando más aún al Steaua.
Pero Aimar simbolizó su recuperación con el segundo tanto, de falta directa. Y el Valencia creyó resuelto el partido,pero no, ni siquiera con dicha ventaja le correspondía una noche tranquila. Sólo cuando Ranieri refrescó al equipo el Valencia comenzó a jugar con el reloj. El balón hacía tiempo que ya lo había cedido. Al menos, la victoria tranquiliza las aguas en Mestalla. De momento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 17 de febrero de 2005