Aunque los bomberos lo han apuntalado y aseguran que la estructura no corre peligro, las grietas que han aparecido en el edificio situado en el número 9-11 del pasaje de Calafell, justo enfrente del socavón del Carmel, en Barcelona, siguen aumentando, en tamaño y en número. El edificio, que hace esquina y tiene también dos porterías en la calle de Sigüenza, es el mayor de todos los afectados: en él viven 200 vecinos que temen por el futuro de sus pisos. "Puede que el edificio no corra peligro, pero nos preocupa el subsuelo", explicaba ayer uno de ellos, Miquel Martín.
Los vecinos no tienen fecha de regreso y cada vez que estos afectados visitan sus pisos aumenta la preocupación. "Estas no estaban", es la frase que pronuncian cuando se percatan de nuevas grietas, como les ocurrió ayer por la mañana a Manolo Marco y su mujer. Ya se han llevado objetos de valor, fotografías y documentos, y ayer cargaron, "por lo que pueda pasar" con cintas de vídeo, más ropa, el reproductor de DVD y el televisor.
Marco hizo fotografías de las nuevas grietas y pudo ver también que los testigos de yeso que los bomberos colocaron en la portería hace sólo unos días revelan que los surcos del suelo y la pared se han hecho más profundos. Por todo ello han pedido reunirse con la Generalitat y el Ayuntamiento, que por ahora no han preparado ningún dispositivo especial de realojo por si el retorno se prolongara.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de febrero de 2005