Es verdad que una función del cine nada desdeñable puede ser la del entretenimiento; pero el cine, entendido como arte, es algo más. A la mayoría del público, entre la que a veces me incluyo, le resulta muy agradable una película entretenida. Pero se puede y se debe pedir al cine que intente explicar, describir, analizar cuestiones humanas y sociales. El cine debe reflejar con una mirada valiente, individual y universal, la vida con su optimismo y humor, pero también sus dramas e injusticias. Ése será un cine más doloroso, pero también más educativo, social y humano. Y de ese buen cine hay mucho en España.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 20 de febrero de 2005