El ghanés Kofi, de 38 años, tiene una oferta de empleo en un barco de pesca, pero carece del necesario certificado de empadronamiento, a pesar de que lleva en España más de tres años.
Otro caso complejo es el de Kaled, argelino de 23 años. Lo enviaron a Málaga desde el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla, donde estuvo 11 meses. Lleva ya tres meses aquí, de los cuales dos permaneció ingresado en el hospital Carlos Haya, donde le diagnosticaron elefantiasis.
Con la pierna derecha enormemente hinchada y deformada, el joven argelino tiene que acudir tres veces por semana al centro de salud para que le hagan curas, y no puede estar mucho tiempo de pie ni sentado.
Kaled habla inglés, francés, árabe y español. En Argelia tenía un negocio de importación de ropa, pero ahora Cruz Roja trata de encontrarle un empleo como teleoperador. Se siente como un joven malagueño más. "Tengo muchos amigos, una novia española, y vivo aquí. Es como mi familia", asegura.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 21 de febrero de 2005