Exit no acepta pacientes extranjeros. "Sólo admitimos pacientes suizos o residentes permanentes en Suiza", explica Jérôme Sobel. "La razón es que somos muy pocos acompañantes y demasiados pacientes. Acompañar a alguien en el tránsito exige una inmensa energía. Uno debe recargarse psicológicamente. Visitamos al paciente en su casa y le tratamos a lo largo de mucho tiempo. Conocemos en cada caso el contexto familiar y a los allegados. Eso sería imposible si aceptáramos extranjeros. En cambio, la sociedad Dignitas de Zúrich sí los acepta".
Pregunta. ¿Está el suicidio asistido al alcance de cualquiera?
Respuesta. No hay costo alguno. Nuestros asociados pagan una media de 30 francos suizos anuales (menos de 20 euros) por el hecho de pertenecer a Exit. Eso es todo. Ayudamos independientemente de la situación financiera de nuestros pacientes. Dignitas pide 3.000 francos (unos 2.000 euros) pero es sólo porque el Cantón de Zúrich exige una autopsia para los enfermos extranjeros que cuesta esa suma.
P. ¿Cómo se realiza exactamente el suicidio asistido?
R. Hay un periodo de gracia entre la demanda de suicidio asistido y su práctica. Se da un tiempo para que el paciente pueda arreglar sus cuentas con la vida y despedirse de su familia. Luego, a partir del momento en que se fija la fecha definitiva, se pide una confirmación al paciente de que esa es, efectivamente, su voluntad. Se le pregunta por última vez si, realmente, quiere irse. De ser así se le proporciona una píldora de diez gramos de pentobarbital sódico. Nuestra tarea concluye cuando el juez levanta el cuerpo.
P. ¿Hay factores religiosos?
R. Aquí vienen protestantes, católicos o judíos. Las personas que piensan por sí mismas no pertenecen a una religión concreta. Pienso que Dios nos ha dado la vida, pero también algo aún más importante: la libertad y el sentido de la responsabilidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 21 de febrero de 2005