Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra

El juez envía a prisión a los dos presuntos etarras capturados en Valencia

Orbegozo y Majarenas se negaron a contestar al interrogatorio del instructor

El juez de la Audiencia Nacional Félix Degayón decretó anoche el ingreso en prisión incondicional de Mikel Orbegozo y Sara Majarenas, presuntos integrantes del comando de ETA desarticulado en Valencia el pasado jueves. El juez les imputó los delitos de pertenencia a banda armada, tenencia ilícita de armas, tenencia de explosivos, conspiración para cometer actos de terrorismo y falsedad continuada en documento oficial.

Los dos presuntos etarras fueron interrogados ayer en situación de incomunicación -asistidos por letrados de oficio- por el juez Degayón y por la fiscal Blanca Rodríguez, aunque se negaron a contestar a ninguna de las preguntas. La comparecencia ante el magistrado se prolongó menos de una hora.

Majarenas se limitó a reconocer, en castellano, su pertenencia a la organización terrorista, según las mismas fuentes, que precisaron que ambos, y sobre todo Orbegozo, dan la sensación de "estar muy radicalizados" y tenían en su poder "información muy elaborada" sobre objetivos de las Fuerzas Armadas.

El auto de prisión se limita a narrar la secuencia de la detención, pero no menciona ninguno de los posibles objetivos de los terroristas. Sin embargo, según fuentes próximas a la investigación, el objetivo en la capital valenciana iba a ser un teniente coronel médico de las Fuerzas Armadas o un inspector del Cuerpo Nacional de Policía destinado en la comisaría de Mislata.

En los documentos que les intervinieron había cerca de 500 nombres y datos sobre personas de otras comunidades autónomas, entre los que figuraban empresarios, políticos, miembros de las Fuerzas Seguridad, militares, autoridades judiciales y cargos locales, lo que parece responder a las instrucciones de ETA a sus comandos de "poner un muerto encima de la mesa" cuanto antes.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de febrero de 2005