Resulta paradójico que después de transcurridos más de dos años de la puesta en marcha del programa para el alquiler social de pisos desocupados (BIZIGUNE), con unos resultados esperanzadores, sin ninguna crítica al funcionamiento del mismo durante todo este tiempo, de repente, se organice una cruzada encabezada por el Alcalde de Portugalete para desprestigiar dicho programa.
Campaña a la que se unen otros alcaldes socialistas, de Ayuntamientos, aparentemente progresistas y de izquierdas, gobernados en coalición con el P.P. Esta crítica, que entra dentro del juego democrático, no deja de ser tramposa por el contexto en el que se produce y por quienes la jalean:
Tramposa en el contexto: porque estamos en precampaña electoral y hay que minar los cimientos de algo que socialmente está bien construido por su noble finalidad, porque si estaría mal diseñado, evidentemente se derrumbaría por sí solo.
Por quienes la jalean: todos los partidos políticos son adversarios y, por ello, pueden y deben discrepar, pero, en este caso, curiosamente, sólo discrepan los alcaldes socialistas ante un problema común en todos los ayuntamientos, independientemente de quién los gobierna y curiosamente lo hacen en un momento preelectoral, mostrando unos celos políticos al ver que determinadas propuestas son bien acogidas por las clases más desfavorecidas para acceder a una vivienda.
Para ello, recurren al argumento sofista haciendo pasar lo falso por verdadero y, en lugar de juzgar el fondo, se pierden en las formas, manipulando las palabras "realojo" o comceptos como el de "familias de zonas conflictivas" con inquinamiento y aversión.
¿Cómo se explica que un programa de estas características pueda ser bueno o malo para un municipio dependiendo del partido que lo gobierna?.
¿Acaso no estábamos casi todos de acuerdo en poner en marcha iniciativas que propiciaran la salida al mercado de alquiler social del mayor número de pisos desocupados.
¡Pues bien! Si después de todo esto, que es una obviedad, pretendemos denigrarlo y encima creamos un alarmismo injustificado, apañados estarán los que más necesitan de nuestra compresión y solidaridad.
Conclusión: hay días que te levantas a las 5:00 h. de la mañana, con el píe cambiado y piensas dos cosas: "quedarte en la cama para soñar que vivimos en no sé qué país de Walt Disney, o coger fuerzas para rebelarte contra la política que destila ramalazos de insolidaridad".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de febrero de 2005