Es la primera vez en todas las citas y consultas electorales que el PP de Galapagar no dispone de interventores y/o apoderados en las 25 mesas de votación. La participación del público, en general, también ha sido muy baja.
Claro que, escuchando la gallega ambigüedad del señor Rajoy en sus arengas a favor o en contra de Europa, una se explica que:
Primero, no vayan los interventores a las mesas.
Segundo, que una gran parte de los votantes del PP se quede en casa viendo el fútbol.
Tercero, que otros le hayan entendido que hay que votar no a Zapatero, uniéndose nuevamente a los compañeros del viaje a ninguna parte que componen la mayoría de Izquierda Unida.
Y, por último, que los escasos votos por el sí de la derecha galapagueña sean de quienes escucharon hasta el final las declaraciones de Mariano Rajoy por ese sí pero no a Europa.
De todos modos, en Galapagar no ondea la bandera europea en el balcón del Ayuntamiento, aunque sí proliferan banderas españolas de fin de obra en los tejados de los innumerables nuevos edificios que están enladrillando la sierra. Y es que esta voraz derecha del noroeste de Madrid quiere asegurar sus pisos y parcelas así en la tierra como en el cielo, y esto de Europa, de momento, les queda un poco lejos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 23 de febrero de 2005