Antonio Elorza se lamenta en su artículo Cerca del 11-M de que la memoria política del atentado del 11-M esté políticamente fragmentada, frente a lo que sucede en Estados Unidos con la memoria del 11-S. Añade que la polarización resultante en España no atiende a matices. Con artículos como el suyo no me extraña nada.
A su juicio, "el atentado múltiple fue visto por muchos como un castigo, bárbaro pero en el fondo justo, a la política de Aznar. El vuelco electoral sería entonces el veredicto popular en el mismo sentido". Sin duda, una opinión matizada donde las haya. Ojalá algún día nos haga partícipes a sus lectores de los datos que ha analizado para llegar a una conclusión tan tremenda sobre las creencias de millones de votantes.
De momento, el único respaldo que ofrece a su tesis es el título de un artículo en EL PAÍS de Juan Goytisolo, De vuelta a la razón. Por algún sitio hay que empezar.
Si en Estados Unidos la memoria del 11-S es más digna que en España, se debe, entre otras razones, a que quienes participan allí en el debate público, políti-
cos, periodistas e intelectuales, procuran medir sus palabras, evitar la grandilocuencia y huir de los juicios de intenciones, al menos cuando se trata de acontecimientos tan terribles como el 11-S.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 23 de febrero de 2005