Todos nos hemos hecho ilusiones porque se haya podido abrir una vía que traiga la paz. No sé si están hablando o no. Si no lo están haciendo, no son buenas noticias; si lo están haciendo y no fructifica, tampoco. España y Euskadi seguro que pueden aguantar más muertos (¿cuántos y para qué?); los presos de ETA pueden soportar más años de cárcel y esta organización hacer alguna que otra barbaridad (les basta con no avisar). ¿Y, entonces qué? El llamado conflicto vasco está aquí entre nosotros; ha estado antes y va a estar en el futuro; incluso aunque lleguemos a un acuerdo sobre cómo tenemos que convivir los vascos, y entre los vascos y españoles, y aunque no exista ETA. No perdamos un día más, no pongamos más muertos, más dolor, más sufrimiento de todos encima de la mesa. Dicen desde Batasuna que necesitan un mes más: si quieren, basta con un segundo: querer es hacer, no sólo decir.
Lo demás vendrá con el respeto a todas las personas, a las decisiones de quienes en cada momento sean mayoría y con la garantía de los derechos de quienes en cada momento sean minoría. Y aquí también el Gobierno español tiene que superar el examen de la democracia. Respetémonos, no repitamos la historia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de febrero de 2005