Investigadores del Instituto de Física de Cantabria han participado en una observación que ha conseguido confirmar por primera vez los efectos relativistas predichos por la teoría de la relatividad para las cercanías de los agujeros negros. El alemán Günther Hasinger ha liderado el estudio, en el que han participado el grupo de Xavier Barcons, del Instituto de Física de Cantabria, y científicos del Instituto de Astronomía de la Universidad de Cambridge (Reino Unido). En su investigación, publicada por la revista Astronomy & Astrophysics, han podido identificar la huella espectral de átomos de hierro, que ha resultado estar muy distorsionada, como predicen las teorías especial y general de Albert Einstein.
Los astrofísicos han utilizado el observatorio XMM-Newton de la Agencia Europea del Espacio (ESA). Apuntaron este instrumento hacia la constelación de la Osa Mayor durante más de 500 horas y descubrieron centenares de fuentes de rayos X muy débiles. Según Barcons, el cielo está repleto de una radiación difusa muy energética que es el fondo cósmico de rayos X y proviene de cientos de millones de agujeros negros supermasivos, alimentados por material en los centros de galaxias distantes.
Cada elemento químico de que está constituida la materia emite rayos X de una longitud de onda característica y por consiguiente puede ser identificado a través de su huella espectral. Los átomos de hierro son particularmente útiles, ya que este metal es muy abundante en el cosmos y radia intensamente a temperaturas altas.
"De forma parecida a los radares de carretera, las velocidades relativistas de los átomos de hierro que circulan alrededor de un agujero negro se pueden medir a través de variaciones en la longitud de onda de la luz que emiten", explica Barcons.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de febrero de 2005