La desfachatez política en este país parece no tener límites. El jueves, después de las gravísimas acusaciones que el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, lanzó a CiU, de cobrar el 3% de comisión por las obras de infraestructura, resulta que se retira la acusación por la amenaza de CiU de no aprobar el Estatut ¿En qué país vivimos? ¿En uno donde importa más hacer un Estatut nuevo que la gestión ética de los fondos públicos?
La caja de Pandora por fin se ha abierto y hay que investigar e iniciar procesos judiciales si son necesarios. Lo que es inadmisible es cambiar la decencia de denunciar lo que pasa por un vergonzoso plato de lentejas político.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de febrero de 2005