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El incendio de la subestación de Méndez Álvaro se debió a un fallo en el transformador

Los informes externos encargados por Unión Fenosa para aclarar el incendio registrado el pasado 18 de noviembre en la subestación madrileña de Cerro de la Plata, cerca de la calle de Méndez Álvaro, concluyen que el origen fue un "fallo interno" del transformador, fabricado por el grupo suizo-sueco ABB. El vicepresidente y consejero delegado de Unión Fenosa, Honorato López Isla, dijo ayer, en la presentación de los resultados de 2004, que la causa del incendio fue un "fallo de diseño" del transformador.

Según López Isla, Unión Fenosa ha pedido a ABB que modifique o sustituya otros transformadores de las mismas características. El presidente de la eléctrica, Antonio Basagoiti, explicó que hasta 10 transformadores pueden considerarse "familia lejana" del siniestrado en el Cerro de la Plata. López Isla indicó que Unión Fenosa ha estado trabajando en la operación y mantenimiento de los transformadores similares.

Los informes externos fueron encargados al instituto italiano de investigación y certificación CESI y al Laboratorio de Electrotecnia de la Universidad Politécnica de Madrid.

El pasado 19 de noviembre, un día después del incendio, Unión Fenosa pidió a ABB que revisara otros equipos similares al siniestrado para garantizar su seguridad. El grupo suizo-sueco ABB es uno de los mayores fabricantes mundiales de transformadores, aparatos que tienen como misión ampliar o reducir la tensión con la que circula la energía eléctrica.

El incendio en la subestación eléctrica dejó sin luz a gran parte del centro de la capital, incluidos los semáforos, lo que causó enormes atascos, y el servicio de metro, en el que se interrumpieron completamente dos líneas.

Unos 250.000 abonados resultaron afectados por el apagón, lo que supone alrededor de un millón de personas en los primeros momentos. Y unos 80.000 abonados, es decir, 300.000 personas (el 10% de los habitantes de la capital) sufrieron cortes durante las dos horas críticas que se vivieron entre las 17.00 y las 19.00.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de febrero de 2005