Un hombre de nacionalidad colombiana y de unos 25 años murió en la madrugada de ayer en el hospital de La Princesa a causa de las tres cuchilladas que le propinó presuntamente un grupo de compatriotas durante una pelea ocurrida en el bar Sabor Latino, situado en el número 78 de la calle de Pedro Antonio Alarcón, en el barrio de Ascao (Ciudad Lineal). Una mujer, pareja del fallecido, resultó herida en la reyerta, aunque recibió el alta poco después de llegar al hospital.
Dos de los supuestos agresores fueron detenidos en la jornada de ayer por el Cuerpo Nacional de Policía, aunque la operación seguía anoche abierta ante la sospecha de que pueda haber más implicados en la mortal agresión. Un portavoz policial aseguró que todos los implicados son de nacionalidad colombiana.
Las primeras informaciones policiales apuntaban, por la mañana, a que el fallecido era Julio César C. Z., de 24 años, nacionalidad colombiana y antecendentes penales por robo con fuerza. "Posteriormente hemos averiguado que este dato era falso. Parece que todos los implicados, agresores y víctimas, nos han mentido sobre su identidad, nacionalidad y situación en España. La de Julio César C. Z. era una segunda identidad que el fallecido utilizaba", explicó un portavoz policial.
Por este mismo motivo, la policía dudaba anoche de los motivos de la pelea. "Nos han dicho que era por por motivos banales, como la hora de cierre del bar, pero ahora investigamos si pudiera haber algún otro asunto en el origen de la agresión", añadió este portavoz.
El hospital de La Princesa alertó a la policía, a las tres de la madrugada, de que un hombre joven había fallecido en sus dependencias tras recibir tres cuchilladas: una en la espalda, otra en la cabeza y una tercera en un brazo. El hombre estaba acompañado por una mujer y había sido llevado al centro sanitario en coche por una tercera persona que se marchó inmediatamente.
Los vecinos del bar Sabor Latino se quejaron de "los continuos problemas" que causa este local. "Yo oí gritos e insultos sobre la una. Pero es que están siempre igual", afirmó una vecina, que no quiso dar su nombre. "Es que una vez me quejé al dueño del bar y me amenazó", explicó.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 27 de febrero de 2005