Sorpresa y de las buenas en Julio Benítez, otro Cordobés que se asoma a los ruedos, aunque éste con denominación de origen. Verde con el capote, se destapó en la muleta con una prodigiosa muñeca izquierda. Al mansito novillote que hizo tercero, noble y obediente, le impuso continuas dosis de temple. Muy cosido el novillo en la muleta, ligó las series a pies juntos y clavado en la arena. Y en todo, un acento de personalidad muy acusada. No fue lo mismo con el sexto, molesto y parado. Cercano y valiente, exprimió lo poco que tenía el novillo.
Los golpes sueltos de calidad que tuvo la faena de Alejandro Rodríguez al cuarto se perdieron con la espada. Su primero, de pocas fuerzas pero con un punto de raza, no le dejó estar cómodo. Generoso en actitud, su labor no tuvo recursos. Tesón y voluntad en Vicente Prades, que sorteó dos mansos, el quinto de peor condición. Siempre en la distancia corta, no se rindió pero alargó demasiado los trasteos y pasó por algún apuro.
Alcurrucén / Rodríguez, Prades, El Cordobés
Novillos de Alcurrucén, desiguales de presentación y mansotes. Alejandro Rodríguez: aviso y palmas; dos avisos y palmas. Vicente Prades: aviso y saludos; dos avisos y silencio. El Cordobés: oreja y palmas. Plaza de Castellón, 1 de marzo. 3ª de feria. Media plaza.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 2 de marzo de 2005