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CARTAS AL DIRECTOR

El nuevo IRPF

Buena se avecina con el IRPF. De momento, están tanteando a la ciudadanía y no se han atrevido a tocar nada, pero para 2006 se prevén cambios significativos en este impuesto que afecta a la inmensa mayoría.

He echado un vistazo a las modificaciones que hay sobre la mesa, y si hay algo en lo que no puedo estar de acuerdo es en lo que el Gobierno llama la "supresión paulatina de los dirigismos fiscales". Es una manera ambigua de decirnos que van a quitar las pocas deducciones que quedan: vivienda y planes de pensiones. Es decir, pretenden suprimir las bonificaciones a quienes decidan asegurar su presente adquiriendo una vivienda o a quienes decidan asegurar su futuro con un sistema alternativo a la Seguridad Social en materia de pensiones.

Esto es lo peor que puede hacer un Gobierno. Nos quieren convencer de que la gente compra vivienda o suscribe planes de pensiones guiados sólo por una fiscalidad ventajosa. De hecho, si fuera así, ¿no sería igualmente dirigismo (en este caso, negativo) el hecho de suprimir unas deducciones que existen hace más de 20 años?

Un Gobierno medianamente cabal no puede invitar al contribuyente a que confíe en las ayudas públicas para comprarse una vivienda o en la Seguridad Social para que le pague una pensión. El Estado de bienestar español, desgraciadamente, no está preparado para permitirse ese "lujo social".

Me temo que, una vez más, la exposición de motivos sólo transluce un mero afán recaudatorio.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 2 de marzo de 2005