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Clemente Bernad plasma el drama de las pateras en un documental

El filme narra la historia de una mujer que se ahogó en Motril

Los muertos del Estrecho mueren dos veces. Una en el mar Mediterráneo o en las playas españolas. La segunda, en su país, en soledad, sin nombre. Pero el fotógrafo pamplonés Clemente Bernad, de 41 años, ha roto ese velo y ha puesto el nombre a un ser humano ahogado por encima de la épica de las pateras. El resultado es su primera película documental, El sueño de Malika, estrenada el festival Punto de vista.

"Nadie sabe por qué murió Malika", afirma Bernad. Malika Laaroussi era una joven marroquí de 22 años que en la madrugada del 22 de abril de 2004 arribó en patera, junto a otras treinta personas, a una playa de Motril (Granada). Hay quien dice que murió pisoteada por sus propios compañeros. Las causas nunca se determinaron. "A nadie pareció importarle", subraya el cineasta. "Ni la Guardia Civil, ni los vecinos de la zona ni las restantes policías dieron una explicación. Yo la encontré en la sala de autopsias de una funeraria de Los Barrios (Cádiz), junto a dos familiares, Ahmed y Ali, que estaban a punto de partir hacia Marruecos".

Bernad decidió contar esa aterradora soledad. "La sociedad conoce cómo llegan las pateras porque los medios de comunicación terminan su trabajo con esa épica llegada a las playas. Yo decidí que quería averiguar el resto. Desde el momento en que las playas se quedan de nuevo vacías", dice. El resultado es la película documental de 19 minutos de duración El sueño de Malika, que ha competido en el festival Punto de vista, celebrado estos días en Pamplona.

Las imágenes pusieron un nudo en la garganta a los espectadores. Cuando el cadáver de Malika llega a Kashba Tadla, una humilde aldea de Beni Mellal, la madre de la joven cae de dolor al suelo y rueda por la tierra desesperada. La chica es después enterrada en el suelo, bajo las piedras, en un humilde cementerio en medio del dolor de su familia y amigos. "No es ni una película militante ni de compromiso social. Es sólo una mirada directa, cruda, de lo que realmente ocurre al final", explica Bernad. Muchos muertos en el Estrecho están enterrados sin identificar en cementerios de Cádiz; nadie los reclamó. A Malika, sí. Su familia. Y Clemente. "El arquetipo mediático del inmigrante ahogado vacía de humanidad a los protagonistas y es el primer paso hacia la indiferencia cuando no hacia el desprecio", asegura.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 2 de marzo de 2005