Tras seguir el debate sobre el Carmel, creo que Maragall no tenía prevista ninguna intervención, ya que depositó su confianza en Joaquim Nadal, pero se vio obligado a hacerlo a raíz de las múltiples provocaciones de Artur Mas, que le acusó veladamente de corrupción, de incompetencia y de mentir. La táctica de CiU siguiendo la consigna de que la mejor defensa es un buen ataque tuvo consecuencias imprevisibles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 4 de marzo de 2005