Decenas de miles de personas se acercaron ayer a rezar ante el Cristo en el viernes primero de marzo, el que según la tradición es el más milagroso del año. El frío y el viento hicieron este año más dura la espera en las largas colas. El rey Juan Carlos, que llevaba 10 años sin acudir a cumplir esta tradición religiosa, fue un peregrino más.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de marzo de 2005