Hace unos días Fernando Savater, desde su periódico, criticaba un acuerdo del Consejo Escolar del Estado según el cual el tratamiento de los valores debe llevarse a cabo de forma transversal y sin crear un área específica de educación para la ciudadanía, como propone el Ministerio de Educación.
Quiero mostrar mi acuerdo con Savater y añadir alguna razón más en apoyo de su crítica. Me parece lamentable el acuerdo del Consejo Escolar después de que ¡durante más de 20 años! la transversalidad haya fracasado estrepitosamente en la educación secundaria española.
Durante todo este tiempo la transversalidad ha sido una especie de patata caliente ante la cual los equipos educativos y profesores han tomado estrategias bien distintas, generalmente para salir del paso: insertar los contenidos transversales en las finalidades educativas del centro sin darle más proyección práctica, tratarlos en las efemérides, hacerlos un asunto de las tutorías, meterlos donde se pueda, etc.
Ya sé que en teoría ese no es el "espíritu" de la transversalidad, pero es a lo que siempre queda reducida, pues otra cosa choca con la organización de los centros, de las materias y con la preparación del profesorado no especializado en este asunto. Las carencias en valores cívicos y democráticos hacen urgente y necesario que sean profesores cualificados quienes, en unas materias y tiempos perfectamente reglados, atiendan la Educación Cívica que propone el Ministerio. Y ello sin menoscabo de otras iniciativas que puedan potenciar su labor.
Creía muy improbable que ante esta nueva oportunidad de hacer mejor las cosas, enmendando algunos fallos pasados de la LOGSE, se volviera a insistir en los mismos errores. Pero parece que va a ser así. Por favor, den el protagonismo de las reformas, al menos en la parte técnica, a los profesores y dejen de enfangar el asunto.
Mal van a ir las cosas si no somos capaces de aprender de errores tan sostenidos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de marzo de 2005