Ronaldo esperó a la visita a Mestalla para romper su sequía goleadora de las siete últimas jornadas. Desde hace 50 días no enviaba el brasileñó un balón a la red ante el enfado de su afición, que incluso le silbó. Pero ante el Valencia, su rival preferido, se le abrió la portería. En ocho encuentros contra el equipo valenciano, ha marcado ocho goles.
Ni siquiera Ayala, con quien mantiene un peculiar duelo desde que ambos fueran rivales en Italia -con el Inter y el Milan- le ha podido frenar. "¿Gordo? Lo que tiene una estructura física fuerte. No ha ganado en grasa, sino en músculo", afirmó Ayala sobre él esta semana. El argentino, tras el tanto de Ronaldo, su 12º en la Liga, le lanzó una patada mientras el balón andaba por otro lado. Su duelo fue todo el choque.
El tanto de Ronaldo igualó el de Aimar, resucitado desde la llegada de Antonio López al banquillo. En tres partidos con el preparador cordobés, ante el Betis, el Sevilla y el Madrid, Aimar ha sumado dos goles y dos asistencias.
El partido centró también el protagonismo en la defensa y la portería. Cañizares recuperó la titularidad tras su suplencia ante el Sevilla y Casillas superó sus problemas físicos. Las bajas obligaron a los técnicos a improvisar un lateral derecho: Sissoko en el Valencia y Rául Bravo en el Madrid. El encuentro comenzó muy animado, con un mosaico en la grada, pero perdió luego chispa.
Por otra parte, el árbitro, Puentes Leira, se deshizo a los 10 minutos del brazalete eléctrico que le informa mediante vibraciones del momento en que los asistentes levantan el banderín. No le funcionaba y durante el encuentro tardó en advertir las decisiones de sus ayudantes. Además, alargó tres minutos la primera parte sin motivo alguno porque no se dio cuenta de que se había cumplido el tiempo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de marzo de 2005